miércoles, 30 de agosto de 2017

FISIOLOGÍA

Nuestro cuerpo es una máquina maravillosa y, como tal, no es el resultado de la suma de sus partes, sino una estructura orgánica, donde todas las funciones se interrelacionan.
A diario, recibimos una variedad enorme de estímulos a los que nuestro organismo da respuesta. Algunos estímulos son externos y otros son propios de nuestra particular conformación. Los estímulos externos son innumerables: la temperatura, una persona que nos habla, los vehículos que transitan una calle que debemos cruzar, un olor agradable o desagradable, un paisaje.

Pero también hay un amplio repertorio de estímulos internos, como el hambre, el dolor que nos produce un órgano, el cansancio, la necesidad de escuchar música, las ganas de correr. Y especialmente las que implican conductas más complejas son diferentes de un ser humano a otro. Podemos decir que cada persona es una unidad psicofísica y también social.

Cada una comparte con las demás algunas funciones que son características de los seres humanos y también de los animales. Pero cada una posee características propias que provienen de la herencia genética, de su medio cultural, familiar y social, y de las transformaciones que sufre en la relación con las demás personas.  Pero recordemos que cada organismo es más que esto, ya que las facultades intelectuales y emocionales, y la relación con el medio producen modificaciones y cambios en la estructura del cuerpo y sus funciones, y viceversa.

El metabolismo 

El ser humano está en permanente relación con su medio, del cual depende para sobrevivir. Esa relación es posible porque es una estructura sumamente organizada y la más compleja de la naturaleza, que le permite adaptarse a los cambios permanentes de las condiciones externas y lograr el mayor grado de equilibrio en su medio interno, y entre éste y el ambiente en que vive (componentes físicos, químicos, biológicos, culturales, ecológicos). Cuando se quiebra el equilibrio u homeostasis, se produce la enfermedad. Para lograr el equilibrio del cuerpo, trabajan mancomunadamente varios órganos al mismo tiempo. Podemos decir que el cuerpo nunca deja de moverse, aunque estemos quietos. Cada segundo, se cumplen en el organismo miles de procesos que, en conjunto, se denominan metabolismo. Para que se cumplan estos procesos, el cuerpo humano posee sistemas especializados que desempeñan diferentes tareas. Estos sistemas trabajan en forma coordinada, gracias al sistema nervioso y el sistema endocrino, que son los encargados de regular las dos fases del metabolismo: la de construcción o anabolismo y la de destrucción o catabolismo. Un ejemplo de anabolismo es la síntesis de glucosa que realiza el hígado a partir de ciertas moléculas; la degradación de los ácidos grasos es un fenómeno catabólico.

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